Lo que más odio de las fiestas es que siempre me genero grandes expectativas sobre lo que va a pasar y al final termino insultándome a mi misma por haber ido: seguramente me hubiera divertido más (y hubiera sufrido menos) viendo una comedia romántica tirada en el sillón de mi casa.
Pero ahí estaba yo en esa fiesta, contradiciendome una vez más, hablando con una conocida de un tema irrelevante. Eran alrededor de las 4 de la madrugada y el olor a tequila me estaba matando. Mientras las palabras salían de mi boca como vómito cósmico, mis ojos te buscaban entre la multitud. Te encontré. Me quedé sin habla, quise morirme ahí mismo. Agarré un cigarrillo e intenté encenderlo, pero no pude: estaba temblando como una hoja. Te volví a mirar. Estabas contra la pared, tan perfecto como siempre y CON ELLA. La miré : hermosa, piernas largas, pelo rubio largo y ondulado , mega popular, PERFECTA. Todo lo que yo no soy y jamás seré. Me quedé mirándolos mientras se besaban. Sentí que mi corazón estallaba en mil pedazos. Miré mi pelo oscuro y enmarañado, mis piernas cortas acordes a mi metro 55 de altura, me odié y la odié a ella : LA USURPADORA. Volví a mirar hacia donde estaban fundiendo sus labios, pero habían desaparecido.
Cerré los ojos con fuerza, respiré hondo y me acerqué a la barra; después de semejante escena necesitaba un tequila para ahogar mis penas.
(cc)
Comentarios